De soñar con recuperar la alcaldía en 2011 a convertir el PP de Bareyo en una pantomima residual en 2020. El pasado 26 de octubre se designaba a la nueva alcaldesa, Ángela Ruiz, tras la dimisión del cabeza de lista del PRC, José de la Hoz.
Cuando se constituyó la mesa de edad, el presidente ofreció a los cabeza de lista de OLA y al del PP la posibilidad de presentar también su candidatura. La portavoz de OLA, Begoña Fuente (ex edil del PP en la anterior legislatura) optó por no presentarse, en una muestra de decoro, de ser consciente que ese no es tu momento.
Sin embargo, Gabino Martínez tocó fondo. Durante todo el pleno se le noto errático, nervioso, enfadado e incluso, por qué no decirlo, se le notaba como chorreaba la envidia cochina de aquel que quiere ser alcalde a cualquier precio, pero ve que pasan los años y la meta es completamente imposible. La gente, independientemente del partido político, quiere un alcalde audaz, inteligente, solvente.
Y cuando llegó el momento, Gabino Martínez Sarabia se presentó como voluntario para volver a ser humillado. Muestra de su incapacidad pensó que por presentarse sería un héroe, un valiente, como si el destino hubiera escrito que algún día será alcalde, como si fuera posible un resultado mágico con el que saliera elegido.
Pero la realidad es la que es, Gabino recibió un -nuevo- hostiazo de realidad, porque en diez años el PRC ha triplicado el poder que tiene el PP, y el pueblo, -representado en el pleno-, por 6 votos a 2, eligió a Ángela Ruiz como nueva alcaldesa, despertando a Gabino de su sueño y regresándolo a su realidad: cuatro derrotas por mayoría absoluta en nueve años, dejando al PP como una fuerza marginal e irrelevante, sin proyecto y sin visos de que la situación pueda cambiar siquiera a largo plazo.